Con el ritmo de vida que tenemos: estudios, trabajos, tareas de la casa, hijos pequeños, gestiones fuera de casa, vida en pareja, salidas con la familia… No es raro escuchar a muchas personas que comentan que no tienen tiempo para hacer ejercicio.
Terminamos el día agotados, y lo que menos apetece es acabar más agotados aún después de practicar actividad física en el tiempo de ocio. El tiempo es escaso, y también es complicado madrugar para hacer ejercicio antes de empezar con las tareas cotidianas, por lo que la sensación de no tener tiempo para hacer ejercicio parece real.
Sin embargo, hacer ejercicio es tan sano que, buscándole un pequeño hueco, después se consigue, poco a poco que parezca que el día tiene más horas. El cuerpo se acostumbra, y se va pudiendo dedicar más tiempo a entrenar. Cuando practicas ejercicio te notas con mayor energía para responder a los esfuerzos del día a día. Es algo que engancha, y que vas a notar de forma positiva a todos los niveles de tu vida cotidiana.
Encontrar el ejercicio adecuado
Llamó mi atención sobre este tema un
post en Transformer, un blog genial de Quo. Muestra una entrevista a
un par de madres trabajadoras y deportistas que comentan como han podido compaginar sus ya de por sí ocupadas vidas con la pasión por practicar deporte, en este caso, el
running.
Y como ellas existen muchos (muchísimos) casos más de personas que primero van haciendo un pequeño hueco a algo de ejercicio, y luego van encontrando que les gusta y cada vez necesitan más, y se encuentran con mayor capacidad para organizarse y practicarlo.
La clave es saber elegir el deporte adecuado para cada persona, según su disponibilidad de tiempo. Estas madres han escogido el running por el bajo coste que supone y la flexibilidad de horario que permite. Puede que para otras personas sea mejor natación, bicicleta, pádel, fútbol sala o musculación. El caso es buscar tu momento y empezar, que es lo complicado. Después, seguir poco a poco, sin prisa, e ir convirtiendo el deporte en una rutina más del día a día, como puede ser el levantarse y desayunar.
Fuente: www.vitonica.com